PAREDES QUE HABLAN Subsuelos del ministerio de gobierno guardan en silencio una parte de nuestra historia. “!Nos están llevando al ministerio de gobierno¡” fueron las últimas palabras que pudo gritar Teresa Subieta mientras la subían a una camioneta junto a un compañero. Era el año 1976 cuando Teresa dirigente estudiantil de su facultad luchaba junto a sus compañeros por los derechos humanos de los campesinos y obreros. “! Confesa quiénes son tus jefes ¡” explica Teresa que le gritaban, mientras sufría tortura eléctrica en sus senos. El 22 de agosto del 2011, se inaugura en los subsuelos del ministerio de gobierno el llamado Museo de la Memoria Histórica. Los primeros visitantes eran las Víctimas de violencia política, que con los ojos llorosos caminaban por primera vez en libertad por sus estrechos pasadizos. Para los visitantes que por primera vez ingresaron, me incluyo, se nos fue el habla. Sin saberlo hacíamos un acto de silencio por las Víctimas de violencia política y los desaparecidos. Nadie comentaba solo observábamos horrorizados las inscripciones hechas con sangre o caladas con piedra en las paredes. Nombres, fechas, calendarios, manchas de sangre fueron hechas en los gobiernos de Barrientos y Banzer. “Nos colgaban del techo y nos echaban orín” cuenta Julio Llanos quien en esa época era dirigente sindical de Colquiri. Su mano a la que le falta un dedo es un testimonio de su estadía en estos subsuelos. Los llamados roperos, espacios de un metro cuadrado, eran los lugares donde amarrados los presos eran torturados. “podíamos escuchar gritos, pero no teníamos contacto con los otros presos” explica Julio. A un año de la inauguración de este museo solo los que asistamos ese día pudimos visitarlo. Porque después nunca más estuvo abierto al público. “Yo sentí morir, cada interrogatorio significaba una tortura y una violación, pero tenía esperanza que alguien se preocupara por averiguar dónde estaba...” es el testimonio de Victoria Lopez. Como ella miles de personas sintieron morir y algunas murieron en estas celdas de tortura.